Recomendaciones


(01) 'Sobre las proposiciones formalmente indecidibles de los Principia Mathematica y sistemas afines', de Kurt F. Gödel

(02) La creatividad surge de razonar diferente y hallar absurdos, de repensar éstos y brindarles coherencia.

(03) Hackear es experimentar con las limitaciones de la sabiduría convencional, y aprender algo más en su lugar.

martes, 11 de diciembre de 2012

PRINCIPIOS DE LINGÜÍSTICA

Ferdinand de Saussure,
el padre de la Lingüística.
 
LA LINGÜÍSTICA ES ÚTIL

Ferdinand de Saussure establece los principios de la Lingüística y funda éste ámbito como estudio formal de la Ciencia. Divulga sus resultados tras un análisis lógico del comportamiento de la comunicación por medio de tres cursos dirigidos a académicos universitarios, mismos que habrían de publicarlos en el Curso de Lingüística General [1916] acaecida su muerte. Es en este contexto en el cual se debe observar la Lingüística moderna, es decir, como una ciencia retrasada en su nacimiento y que poco ha visto florecer sus resultados. Actualmente, no existen muchos desarrollos notables tanto a nivel experimental como a nivel teórico si no es porque Noam Chomsky reforma la presentación de de Saussure aunque sin establecer algo nuevo.

Las causas de la falta de interés en un estudio fructífero en sí mismo se hallan dada la incomprensión de los conceptos fundamentales. Esta incomprensión a su vez se debe a que las personas insinúan entenderlos intuitivamente sin que haga falta ubicarlos con mayor precisión. No obstante, ha de proponerse una situación que la Lingüística puede responder directamente y que no tiene intuitivamente una resolución concreta. Así es como ha ocurrido con gran parte de los estudios de la Ciencia: la Física pudo explicar el movimiento de los cuerpos, la Química detalló el comportamiento de las substancias, la Matemática establece los modelos posibles para el análisis de la inducción, etc.

La Língüística tuvo en su momento un problema similar: explicó (como lo hizo la Biología con los seres vivos) la evolución de las lenguas. Se ha comprobado la veracidad de la teoría lingüística de de Saussure a través de experimentos sobre las lenguas y en particular sobre su evolución. Estos experimentos se expondrán más adelante. Con lo anterior se trata de aclarar la importancia de este estudio para la Ciencia y se expone que la disertación presente no es vana sino crucial. La resolución del problema evolutivo se presenta en sus partes primordiales. Para ser precisos con ella (dado que intuitivamente no se puede apelar a un resultado satisfactorio) es preciso determinar las bases de la Lingüística y luego sobre esto elaborar un resultado suficientemente general para ser considerado relevante.

LAS BASES DE LA LINGÜÍSTICA Y LOS CONCEPTOS FORMALES

Por definición:

La Lingüística es el estudio de los fenómenos de la comunicación por medio de sus aspectos físicos, fisiológicos y psíquicos.

La comunicación es el concepto crucial para la Lingüística y sólo se tiene acceso a él por medio de otras ideas pero nunca se le puede dar una definición concreta. La situación es análoga a las teorías de conjuntos o a las distintas teorías de la Mecánica. Todas las teorías de conjuntos (Zermelo – Fraenkel – Skolem, Neumann – Bernays – Gödel, etc.) nos permiten reconocer aspectos de los conjuntos mas no nos dotan de una definición de conjunto; las teorías de Mecánica (clásica, relativista, cuántica) nos permiten entrever aspectos de las fuerzas (las tres leyes de Newton, el campo gravitacional, las partículas de campo, etc.) pero no nos dotan de una definición de fuerza. La Lingüística nos dice como puede entenderse la comunicación en términos de conceptos como lenguaje o lengua pero no nos dota de una definición de comunicación.

Es una farsa decir que la comunicación es “el intercambio de información, etc., etc.”. En realidad es una forma incompleta e incorrecta cualquier definición de este tipo porque se redunda en ideas que la Lingüística tiene precisadas, como el lenguaje, la cristalización social, etc. La Lingüística sí comprende este concepto en sus resultados pero no puede darle una definición general y a salvo de toda contradicción (de hecho es imposible). Entonces se determinarán los conceptos formales que permiten entender a la comunicación en la medida de lo posible.

Se sabe, a pesar de la falta de una definición, que la comunicación tiene aspectos físicos, fisiológicos y psíquicos. Los fenómenos de la comunicación implican el análisis del tipo de medio empleado para ejercerla. Por ello es importante reconocer si se trata de un medio aéreo (comunicación oral), escrito (comunicación escrita), manual (comunicación sordo – muda), etc. Incluso se podría hablar de un medio electrónico (comunicación digital). Las consecuencias que tiene el medio físico en la evolución de las lenguas son directas. El aspecto físico es uno de los pilares para la comprensión de la comunicación.

Por otra parte, los aspectos fisiológicos hacen referencia a la influencia que tiene, según el medio físico, el uso de nuestras capacidades corporales para la comunicación. Esto es, realizar el análisis del aparato fonatorio y auditivo, o de las manos y su movilidad, etc., para comprender cómo influye esto en las limitaciones que tenga la comunicación en su realización efectiva. Por ejemplo, tenemos claro que si una persona es ciega y sorda de nacimiento, tendrá que comunicarse por medio de las manos y por el tacto. Las limitaciones fisiológicas de las personas permiten comprender aún más el ejercicio de la comunicación.

Finalmente, los aspectos psíquicos nos remiten a aquello ocurrido en el pensamiento para que se domine el ejercicio de la comunicación. Las diferentes formas de manipulación de los medios físicos o coordinación (por medio de nuestras capacidad fisiológicas) son un resultado de nuestra perspectiva psíquica de estos. Si tenemos que las sociedades en general utilizan un medio físico aéreo para comunicarse, los miembros tratarán de crear conceptos relativos a este medio y formas efectivas para manipularlo a la vez que tratarán de mejorarlas. Por ello se han creado micrófonos, bocinas, la Fonología, etc.

Partiendo de un concepto de orden psíquico se desglosará la forma de ver al resto de los aspectos. La cristalización social es el fenómeno en el cual se observa una compartición de conceptos (llamados en Lingüística significados) por parte de los miembros de un grupo de personas. Así, todos los hispanoparlantes adultos sin problemas de salud mental estamos supuestos de saber lo que es un perro. Si es así, entonces la comunidad de personas descrita (los hispanoparlantes adultos y mentalmente sanos) está cristalizada socialmente respecto al significado perro. Cuando las sociedades no están cristalizadas alrededor de cierto significado la comunicación no existe entorno a él. Así, esta sociedad hipotética tiene potencialmente la capacidad de comunicarse alrededor de todos sus significados.

El cúmulo de significados entorno a los cuales una sociedad está cristalizada es llamado lenguaje. El lenguaje es necesario para que una sociedad se comunique efectivamente. Así, todo el mundo prácticamente está cristalizado en conceptos como el Sol, el día y la noche así como la luz y la obscuridad. En ese sentido, estos significados son parte del lenguaje mundial. Los lenguajes son más grandes mientras más accesibles son los significados.

No obstante la existencia del lenguaje, esto sólo nos indica el potencial de comunicación mas no que ésta se lleve a cabo. Cuando una sociedad incorpora en su lenguaje más significados su potencial de comunicación aumenta. Si una sociedad cristalizada confirma la comunicación entre todos y cada uno de sus miembros se observa que existen reglas de unión. Las reglas de unión son los métodos psíquicos utilizados para asociar un concepto con otro y generar un concepto distinto al cual se le llama significado sintagmático. Si se toma el concepto perro y el concepto sucio, los comunicantes saben (si están cristalizados entorno a estos conceptos) ligarlos para entender un concepto distinto, perro sucio. Este significado sintagmático es distinto de los originales. Han empleado las mismas reglas de unión.

En la teoría de de Saussure se omite la “comunicación” con los animales y no es infundado. La comunicación sólo es posible cuando hay significados sintagmáticos. Los seres humanos en condiciones de comunicarnos sólo entendemos una idea si los significados que la integran están adecuadamente ligados en un significado sintagmático. Los animales no poseen (a saberse) esta capacidad de emplear reglas de unión y por ello sólo se pueden expresar entorno a significados pero no entorno a significados sintagmáticos. Entonces, se expresan pero no se comunican. Es así que los animales no pueden comprender en qué consiste una novela de ciencia ficción mientras que los seres humanos sí (puesto que podemos construir significados sintagmáticos de tamaños diversos).

La existencia de significados y reglas de unión no es suficiente para que la comunicación se lleve a cabo. Al momento de comunicarnos, los significados y los significados sintagmáticos no bastan para generar una idea clara. Existen además modificaciones a los significados. Las modificaciones permiten que un significado pueda distorsionarse de manera que tenga mayor especificidad y por consiguiente se genere un significado distinto. A los métodos psíquicos que permiten relacionar una modificación con un significado se les llama reglas de modificación. Así por ejemplo, se efectúa una regla de modificación al significado completo para obtener el significado completamente. Debe quedar claro que esto sólo es a nivel psíquico y que hasta el momento no se ha definido nada sobre lo que ocurre respecto al medio físico empleado ni a las consideraciones fisológicas implicadas. Por lo tanto no se tiene sino una parte de las facultades necesarias para la comunicación, pero no es suficiente. A las reglas hasta ahora determinadas se les llama reglas psíquicas.

Para introducir el aspecto fisiológico hay que retomar la coordinación. Las personas sabemos coordinar nuestro cuerpo para correr, caminar y comer. De la misma forma lo sabemos coordinar para comunicarnos. El hecho de saberlo no implica que lo realicemos. A la coordinación que tenemos sabida para comunicar cierto significado se le llama significante. El significante es así la entidad fisiológica de la Lingüística equivalente al significado, que es la entidad psíquica. Para el caso de la comunicación empleando el medio aéreo (aspecto físico) se coordinan tanto el aparato fonatorio como el aparato de audición, sin embargo se puede coordinar a las manos y los ojos si se emplea un medio manual. La dualidad de emisión y recepción es intrínseca y por ello el significante se conforma de ambos aspectos. Sabemos reconocer los sonidos y los ademanes manuales, según sea el caso, para interpretar la comunicación del significado perro, al mismo tiempo sabemos efectuar dichos sonidos y ademanes. La coordinación lleva a cuestas esta dualidad físico-fisiológica al igual que el significante.

Ahora bien, ya se cuenta con todos los aspectos que según la Lingüística son necesarios para la comunicación y a pesar de ello no se puede hablar de la posibilidad de comunicación entre los miembros de una sociedad. Hace falta ligar a la coordinación con las reglas psíquicas y a los significantes con los significados. Al estudio de la alianza descrita se le conoce como Semántica. Esta rama de la Lingüística introduce al signo. El signo es el método psíquico del cual nos valemos para ligar al significado con el significante. El siguiente principio es observado en Curso de Lingüística General: para cada aspecto que implique a las reglas psíquicas siempre se tendrá un aspecto de la coordinación que sea regulado psíquicamente pero no al contrario. Este es el principio semántico. Así la coordinación nos habla de los fonemas (por ejemplo, de amor, a, m, o y r son los fonemas) pero no existe un equivalente con las reglas psíquicas. Es por ello que se abordarán los temas de la coordinación (Fonología y teoría de la escritura) más adelante.

El principio semántico se presenta en el libro original como sigue: el signo es arbitrario. Esto nos dice que para cada significado existe un significante ligado psíquicamente a él pero no al contrario, o sea, que los significantes pueden existir o no independientemente del significado. Por ejemplo, el concepto perro es único para todos los que sabemos lo que es un perro (desde la antigüedad hasta hoy) aunque su significante puede variar. Todos los significantes que el significado perro tiene ligados pueden desaparecer (y de hecho han desaparecido varios) hasta quedarse sólo uno en las conciencias de los comunicantes. Esto por supuesto implica que el signo puede variar según lo haga el significante y que puede desaparecer siempre y cuando el significante también desaparezca. Evidentemente si el significado desaparece también lo hacen los signos dejando a la deriva (como balbuceos) los significantes ligados.

Los comunicantes sabemos ligar significados con reglas de unión. También existe esto para la coordinación. Sólo basta con unir lo que sabemos hacer con el cuerpo para expresar cierto significado con lo que sabemos hacer para expresar otro significado y se tiene la expresión del significado sintagmático. En otras palabras, se unen significantes. Por analogía se le llama al resultado significante sintagmático. Normalmente para unir los significantes empleamos pausas. Lo que sabemos hacer al decir y escuchar te quiero es hacer una pausa entre los que sabemos hacer para decir y escuchar te y lo que sabemos hacer para decir y escuchar quiero. Con las manos se observa que dejamos de moverlas al hacer la pausa; con la voz se observa que no se emite sonido al hacer la pausa. No obstante, para la coordinación no existe mas que lo que sabemos hacer para realizar la pausa y no los efectos físicos que resultan de hacer la pausa. La pausa es lo que sabemos hacer al dejar de emitir y dejar de percibir sonidos, eso si estamos hablando.

La Semántica llama sintagma al método psíquico del cual nos valemos para ligar al significado sintagmático con el significante sintagmático. Del mismo modo llama frase al método psíquico del cual nos valemos para ligar a las reglas de unión con las pausas. Con esto último nos percatamos de algo: al comunicarnos nos valemos de métodos psíquicos semánticos, no sólo de los psíquicos ni sólo de los de coordinación sino de ambos. La Semántica reúne a todos los aspectos de la comunicación en entidades que los involucran (signos, frases, sintagmas, etc.).

También para las modificaciones existe un equivalente de coordinación y se les llama prefijos o sufijos según sea el caso. Un prefijo, por ejemplo, es lo que sabemos hacer al expresar completa- y sufijo lo que sabemos hacer al expresar -mente. De lo anterior, los comunicantes incluso sabemos expresar el guión al insinuar que efectivamente hay antes o después otra cosa que sabemos hacer. El significado modificado es completo y es por ello que a complet- se le considera un prefijo impropio, es decir, porque no corresponde con las modificaciones sino con los significados. Al contrario, -mente es considerado un sufijo propio porque sí corresponde con lo que se entiende por modificación. Siempre se tienen prefijos o sufijos impropios para sufijos o prefijos propios. Al método psíquico del cual nos valemos para ligar a los prefijos y sufijos propios con las modificaciones se le llama declinación, que es la parte semántica.

Los significantes se llaman así tanto para los significados como para los significados modificados y por tanto sólo hay signos y no “signos modificados”. No obstante, para las reglas de modificación sí existe su aspecto de coordinación. Esto es, lo que sabemos hacer para unir un prefijo o sufijo con otro sufijo o prefijo, es decir, la insinuación de la cual se habló anteriormente representándola con el guión; a esto se le llama regla de adjunción. Al método psíquico del cual nos valemos para ligar a las reglas de adjunción con las reglas de modificación se le llama asociación, y ésta es la parte semántica. Finalmente, las reglas psíquicas se ha visto tienen equivalencias en el ámbito de la coordinación. Para distinguirlas se les denomina a las pausas y a las reglas de adjunción como reglas de coordinación. A la parte semántica, o sea, a los métodos psíquicos empleados para ejercer simultáneamente las reglas de coordinación y las reglas psíquicas se les conoce como reglas gramaticales.

Ya se han establecido gran parte de las entidades que la Lingüística utiliza para estudiar a la comunicación. No por ello se ha dicho que estas entidades sean esencialmente suficientes para efectuarla. Lo que sí podemos saber es que la comunicación es posible entre los miembros de una sociedad siempre y cuando presenten una compartición no sólo de significados sino de todas las entidades semánticas que se puedan reconocer. A la colección de entidades semánticas (signos y reglas) se le conoce como dialecto. En virtud de lo dicho, si los miembros de una sociedad comparten el mismo dialecto, entonces es posible llevar a cabo la comunicación. Esta condición es la condición de suficiencia lingüística. Si nos referimos a los aspectos únicamente psíquicos de un dialecto, nos referimos al idioma; los aspectos de coordinación correspondientes son la expresividad.

Obsérvese que todos los miembros de las sociedades pueden estar cristalizados a pesar de hablar todos los individuos dialectos diferentes. Sin embargo, sólo quienes comparten el mismo dialecto pueden ejercer la comunicación. Unos pueden compartir el mismo lenguaje, y es más, hallarse cristalizados respecto al lenguaje mundial. No obstante, para emplear, por ejemplo, el inglés, es necesario cristalizarse en significados, compartir significantes y reglas gramaticales. Así es importante aprender las formas de pronunciación, la cultura de los pueblos que hablan inglés, las reglas gramaticales del inglés, etc. Los dialectos, de acuerdo con la condición de suficiencia, nos permiten delimitar a las sociedades tanto en tiempo como en espacio.

Esta última facultad de la cual nos provee la condición de suficiencia es la forma crucial de expresar las ramas diacrónica y sincrónica de la Lingüística. La Diacronía es al análisis semántico a través del tiempo; la Sincronía es el análisis semántico en una época determinada. Se entiende por época determinada a un periodo de tiempo en el cual los dialectos no sufren cambios sustancialmente importantes. Con ello se quiere decir que la Diacronía estudia los cambios que los dialectos presentan mientras que la Sincronía estudia a los dialectos en sí, sin cambios. Consecuentemente se puede decir que la Diacronía estudia los cambios de una sociedad por medio de los fenómenos de la comunicación; la Sincronía estudia a las sociedades, sin cambios, por medio de los fenómenos de la comunicación.

Estos son los alcances de la Lingüística, sus bases y la orientación de sus resultados. Ahora, se abordarán temas de Sincronía para luego abordar temas de coordinación.

LA CONDICIÓN DE SUFICIENCIA LINGÜÍSTICA

Como se ha dicho, la Sincronía estudia a los dialectos que no han sido modificados. Se puede ver que las sociedades pueden comunicarse aunque sean distinguibles por sus dialectos. Lo que ocurre es que este tipo de sociedades emplean casi los mismos dialectos aunque en definitiva sean distintos. El hecho es, que algunos miembros pueden no compartir un signo dado o dos pero esto en un cúmulo de dos millones de signos, por decir una cantidad. Así la Sincronía se basta con saber que la comunicación se lleva a cabo para asumir que existe (sin saber cuál es) un dialecto en común.

Entonces como las distinciones entre los dialectos son, en este caso, difíciles de hallarse se tiene la certeza de que hay reglas gramaticales en común susceptibles de un estudio formal. Se toma a una persona. No hay dialecto que reconocer por que no hay signos en común que haya por distinguir y comparar. Es claro que el lingüista no se involucra en el experimento sino para lo esencial, que es el análisis. Entonces se toma un par de personas. Se observa que hay comunicación en este par y se comienza a hallar su dialecto. Luego a este par se agrega un tercer miembro. Igualmente se observa que hay comunicación en este trío (donde uno puede comunicarse a la vez con los otros dos) y se halla el dialecto que tienen en común, ya sea el mismo que en el par o uno ligeramente distinto.

Uno puede proceder de esta forma hasta una n cantidad de miembros. El dialecto bajo estudio se vuelve más general. No obstante, llega un momento en el cual la sociedad con un número de miembros n+1 no puede ejercer la comunicación con el miembro n+1. Todos los miembros pueden comunicarse con el miembro 1 a la vez (escuchándolo o mirándolo a la vez), no así el miembro n+1. Justo allí se dice que los dialectos son lo suficientemente distintos como para hablar realmente de una sociedad delimitada. Las sociedades delimitadas emplean un dialecto que en terminología lingüística se llama lengua.

Por ejemplo, se puede partir de un par que se comunica. Si el tercer miembro no puede ejercer la comunicación podemos inferir que el par inicial emplea un dialecto al que propiamente llamamos lengua. Ahora, otro tercer miembro (distinto del primero) puede ejercer la comunicación con el par. Entonces la sociedad ha ampliado sus límites y los límites de su lengua. En un caso práctico, podemos recorrer toda América y proceder de esta forma y encontrar que los límites del Español se hallan en una sociedad llamada, por convención, hispanohablante que está delimitada también por una región geográfica llamada América Latina (excluyendo a Brasil). De la misma manera se delimitaría al Inglés y al Francés y a todas las lenguas de América, simplemente utilizando el método inductivo para la distinción de dialectos. Justamente el método se basa en la condición de suficiencia.

La practicidad del método se vuelve trizas ante la magnitud de las sociedades a estudiar. En sociedades con pocos miembros es relativamente fácil efectuar un método tan simple; sin embargo, en un proyecto más ambicioso no es útil apelar a algo por el estilo si se trata de comprobar la comunicación con millones de miembros. Se está hablando de probar si una persona se puede comunicar o no con todos los miembros de una sociedad con 300 millones de personas, por ejemplo, en la cual no todos son accesibles. El método puede ser mejorado. Basta con establecer por un método no lingüístico la delimitación de una sociedad. Al hacer esto y en virtud de la condición de suficiencia se puede hablar de la existencia de una lengua y por esta razón se pueden determinar los aspectos semánticos de la misma. Se puede acudir a una historia en común, hábitos sociales comunes, formas de gobiernos comunes, etc. Esta forma es más práctica pero un tanto incierta. Hace falta precisar qué aspectos distintos del dialecto son necesarios para delimitar a una sociedad.

Otro método lingüístico es la creación del comunicante patrón o gramática. Se tiene un par de personas y se verifica la comunicación. Luego se establece en un compendio cada aspecto semántico del dialecto que emplea este par. Para diversos pares de personas se establecen compendios similares. Luego se comparan estos compendios y se establece si existen aspectos semánticos en común. Cuando las reglas gramaticales son distintas, una gran cantidad de signos son distintos entre los dialectos; si alguna regla gramatical es distinta se dice que los dialectos son fundamentalmente distintos. Cuando las reglas gramaticales son las mismas, una gran cantidad de signos son idénticos entre los dialectos; si todas las reglas gramaticales reconocidas son las mismas se dice que los dialectos son fundamentalmente los mismos a pesar de tener algunos signos diferentes. Esta aproximación es la más aceptada para la delimitación de las lenguas. Así, una lengua es el cúmulo de dialectos con reglas gramaticales comunes. Se dice que es una aproximación porque se habla de las reglas gramaticales reconocidas mas no de todas.

Sólo es por este método que se habla de los dialectos de una lengua. Ni a la Sincronía ni a la Lingüística en general les interesan los dialectos sino las lenguas en virtud de este resultado. Este método, a pesar de su efectividad, no desacredita ni al método inductivo (que es más preciso y no admite a las lenguas como cúmulos de dialectos) ni a los métodos sociológicos (ajenos a la Lingüística). Este método se deriva de una aproximación del método inductivo empleando aspectos semánticos reconocidos que garantizan su consistencia con otros métodos. La Lingüística con sus gramáticas puede determinar con gran precisión los límites de las sociedades sin acudir a tradiciones, costumbres, gobiernos y otros hechos sociológicos. El estudio de las lenguas es particularmente útil para establecer el punto de partida en el estudio de las sociedades.

Los dialectos de una lengua son variados. Existen distinciones por signos científicos, técnicos, artísticos, coloquiales, etc. Cuando los dialectos son sistemáticamente distinguidos por un aspecto dado se trata a estos con la denominación habla. El habla de los físicos hispanohablantes es un ejemplo; el habla de una pandilla es otro ejemplo. Hasta el momento se han identificado los ámbitos que tradicionalmente pueden entenderse en la Lingüística de de Saussure. Quizá este prolífico lingüista no estableció los métodos aquí provistos pero sí determinó las bases con la creación de la Semántica y sólo fue a través de ella que se pudo establecer, primero, la condición de suficiencia y, después, los métodos derivados de ella. Finalmente puede decirse que la Sincronía estudia a las gramáticas (una por vez) con la ventajas experimentales que esto implica.

ASPECTOS DE COORDINACIÓN

De Saussure habla en su teoría lingüística del medio aéreo de comunicación. Como todos los detalles que de su obra emanan, tenía un fundamento para ello. La evolución de las lenguas depende directamente de este medio. Si bien existen diversos medios, el más empleado y desarrollado es sin duda el medio aéreo. Desde el origen de los tiempos de la humanidad, estudios sobre fósiles humanos confirman que el aparato de fonación se hallaba los suficientemente desarrollado para ejercer la comunicación oral. Suponiendo que el ser humano ya empleaba este aparato junto con su aparato auditivo, el medio aéreo ha sido entonces de los más antiguos. Quizá las facultades que brindaban las gesticulaciones y ciertos ademanes puedieran ejercer esta función pero su desarrollo se ve truncado por las facilidades de las cuales nos provee el medio aéreo (como su rapidez, su accesibilidad y su gran alcance a distancia). Podemos inferir que algunos de los gestos que en tiempos modernos empleamos corresponden con aquellos gestos utilizados en la remota antigüedad, sin embargo no se ha profundizado en su uso por favorecer a otros medios como el aéreo o el escrito.

Es por ello que el sabio lingüista ahonda sobre la Fonología y la teoría de la escritura. Comenzando por la Fonología, de Saussure introduce conceptos como fonema. Un fonema es la unidad fisiológica oral. Por ejemplo, al pronunciar a se tiene un fonema. El fonema no es el resultado físico de la pronunciación sino cómo adecuamos los músculos del aparato fonatorio para disponernos a pronunciarlo. Con esta situación de por medio, la Fonología basa sus resultados en las limitaciones fisológicas del aparato fonatorio y no del medio utilizado. El mismo nombre (fonema) se le puede dar a la unidad fisiológica manual o escrita: los resultados generales sobre fonemas son válidos para todas las unidades fisiológicas.

Retomando al fonema oral, se han distinguido seis tipos. Se parte del tipo cero hasta el tipo seis. En la medida en que se incrementa el número del tipo se refiere a un incremento en la abertura de la boca y sobre todo a un incremento en el flujo de aire a través del aparato fonatorio. Así en el tipo cero la cantidad de aire que atraviesa la cavidad bucal es casi nula mientras que en el tipo seis la cantidad de aire es la máxima. Dada la característica del tipo cero, se trata de fonemas que mueven el aire por medio de golpes con los dientes o los músculos (lengua, paladar, etc.).

El tipo cero tiene tres formas de realización. La primera es por medio de los labios. Si se efectúa un golpe entre ellos se logra el fonema p. Con los labios débilmente tensionados (apenas tocándose) y haciendo vibrar las cuerdas vocales se produce el fonema b. Con los labios fuertemente tensionados (cerrándose la boca con fuerza) y haciendo vibrar las cuerdas vocales se produce el fonema m. La segunda forma de realización es con los dientes y la lengua. Al golpear la lengua contra los dientes se logra el fonema t. Al hacer vibrar la lengua y frotarla contra los dientes se produce el fonema d. Al colocar la lengua tensa contra los dientes y hacer vibrar las cuerdas vocales se genera el fonema n. La tercera forma de realización es con la lengua y el paladar. Con la parte trasera de la lengua golpeando el paladar se genera el fonema k. Con la parte trasera de la lengua frotando el paladar y haciendo vibrar las cuerdas vocales se produce el fonema g. Con la parte trasera de la lengua apenas tocando el paladar y haciendo pasar una corta ráfaga de aire se obtiene el fonema j. Con la parte media de la lengua tensándola contra el paladar y haciendo vibrar las cuerdas vocales se identifica el fonema ñ.

Hay que recordar que los fonemas sólo son la forma de utilización del aparato fonatorio para generar cierto sonido mas no necesariamente debe generarse éste. Por ello es suficiente la descripción de la manipulación del aparato sin tomar en cuenta cómo debería escucharse. A esto se adiciona la hipótesis de que todos los miembros de una sociedad que emplean la misma lengua saben reconocer, en el fonema que sea, el mismo sonido. Por ejemplo, suponemos en Lingüística que todos los hispanohablantes sabemos distinguir de igual forma al fonema m aquí descrito. Este es el principio de suficiencia fonológica, es decir, es suficiente la determinación de la generación de fonemas para su descripción completa. Este resultado es general y válido para cualquier medio físico. Si bien los tipos fonológicos sólo pertenecen al ámbito aéreo, no así este principio. Los tipos fonológicos pueden ampliarse, o sea, si se hallan más fonemas producidos con los mismos órganos se trata de fonemas del tipo que corresponde mientras el flujo de aire descrito también esté de acuerdo con el tipo.

Siguiendo con el tipo uno, el flujo de aire es mayor. Ya no se tienen sólo golpes sino un flujo constante de aire aunque tampoco es el suficiente como para alcanzar una intensidad notable auditivamente. Por esta razón se habla de los tipos como mediciones de la intensidad del volumen. El tipo cero casi no se escucha en comparación con el tipo seis. El tipo uno tiene dos formas de realización. La primera es con los dientes superiores y el labio inferior. Si estos apenas se juntan con el labio ligeramente tenso y se hace pasar aire se produce el fonema f. Si apenas se juntan con el labio tensado y se hace pasar aire se obtiene algo similar a una vibración del fonema f que conforma al fonema v. La segunda forma de realización es con los dientes superiores e inferiores. Si se juntan fuertemente y se hace pasar aire se genera el fonema s. Si se juntan levemente y se hace pasar aire haciendo vibrar la lengua se produce un zumbido o el fonema z. Si se juntan levemente y se hace pasar aire con la lengua tocándo los dientes se produce un serpenteo o el fonema c.

El tipo dos se aleja de la boca. Consiste en la producción de sonidos haciendo pasar el aire por la cavidad nasal en lugar de la cavidad bucal. Todos los fonemas que son vocales posteriores al tipo dos pueden en principio convertirse en nasales si en lugar de fluir el aire por la boca se le hace fluir por la nariz. Esto es más frecuente en lenguas como el Francés que presentan una gran cantidad de sonidos nasales. Un ejemplo se puede hallar en vingt por decir sólo uno. En Español es infrecuente si no es que inexistente algún fonema nasal. A partir del tipo cuatro se introducen los sonidos vocales.

El tipo tres es simple. Los fonemas se conforman con la parte delantera de la lengua y el paladar. Tiene dos formas de realización. La primera es con la punta de la lengua tensa tocando el paladar a la vez que se hace vibrar a las cuerdas vocales generando el fonema l. La segunda es haciendo vibrar la punta de la lengua levemente tensa apenas tocando el paladar y sin vibrar las cuerdas vocales produciendo el fonema r. Mientras más tensa esté la lengua, el fonema r se percibirá más fuerte. La r gutural (como la utilizada en el Francés) es del tipo uno.

Los tipos cuatro, cinco y seis incluyen a todas la vocales (salvo las nasales). El tipo cuatro tiene tres formas de realización. Básicamente se regula el flujo de aire con la lengua y los labios así como las cuerdas vocales. En la primera forma de realización se tiene tensa la lengua, plantada sobre su base, tensando los labios y haciendo vibrar las cuerdas vocales para obtener el fonema i. La segunda forma consiste en tener la lengua sin tensar, plantada sobre su base, redondeando los labios y haciendo vibrar las cuerdas vocales para obtener el fonema u. La última forma consiste en tener la lengua tensa, plantada sobre su base, redondeando los labios y haciendo vibrar las cuerdas vocales para obtener el fonema ü. Este último fonema, dada su forma de realización, se percibe como una mezcla entre el fonema i y el fonema u. Su uso es frecuente en el Alemán y el Francés e infrecuente en el Español.

El tipo cinco también regula el flujo de aire con la lengua y los labios así como las cuerdas vocales. Tiene tres formas de realización. La primera es con la lengua sin tensar colocada sobre su base, tensando los labios y vibrando las cuerdas vocales para obtener el fonema e. La segunda es con la lengua sin tensar colocada sobre su base, redondeando los labios y vibrando las cuerdas vocales para obtener el fonema o. La diferencia entre éste y el fonema u es la cantidad de aire que se permite fluir al abrir la boca. Con o se abre más la boca que con u. La tercera forma es como la forma de o sólo que la lengua no está colocada sobre su base sino que flota en la cavidad bucal para obtener el fonema œ. Este último fonema se utiliza en Francés con significantes como cœur o peut.

Para finalizar, el único fonema del tipo seis se obtiene abriendo la boca al máximo y moviendo las cuerdas vocales obteniendo a. Esta descripción detallada de los fonemas utilizados por los comunicantes dado el medio aéreo se complementa con un resultado importante para el estudio evolutivo de las lenguas. Se trata de las reglas de explosión e implosión. La explosión es la característica (propiedad) que tiene un fonema oral tal que su duración es corta y su intesidad es amplia, notable. Por su parte, la implosión es la característica que tiene un fonema oral tal que su duración es extensa y su intensidad es ligera, débil. Estas propiedades de los fonemas sólo pueden observarse en una entidad fisiológica mayor, es decir, la cadena hablada. La cadena hablada es, como ya se dijo, una entidad fisiológica constituida por la adjunción de unos fonemas con otros tales que presentan cierta continuidad. La definición de cadena hablada aquí presentada es general (así el fonema del que se habla es el general y no sólo el oral). La implosión y la explosión son conceptos exclusivamente orales.

Lo que se entiende por continuidad es lo siguiente: el comunicante puede hacer que un fonema (desde su perspectiva general y no solamente oral) sea expresado y reconocido por cada vez que él coordine de forma tal que esta coordinación es constante al expresar un significante. Esta noción de continuidad se basa en el principio de coordinación: la cadena hablada es lineal en el tiempo. Efectivamente, la continuidad trata de que el comunicante exprese los fonemas estrictamente uno por vez. Los comunicantes no podemos expresar dos fonemas a la vez ni tampoco podemos reconocer dos fonemas (o más) a la vez. Por ello la comunicación es imposible al tratar de escuchar a dos personas hablando a la vez o al tratar de leer dos libros justo al mismo tiempo. Además, la cadena hablada se dice lineal porque ocurre ininterrumpidamente, con una coordinación constante para la expresión del significante según dice el concepto de continuidad.

La explosión y la implosión se encuentran en la cadena hablada oral garantizando la continuidad de ésta. Si esto es lo que se desea, y suponiendo que se trata de un fonema por vez, las reglas de explosión e implosión cumplen este objetivo. Son cuatro y únicamente válidas para el medio aéreo. La continuidad escrita o manual se sirven de otras reglas aunque se sigue cumpliendo el principio de coordinación. Retomando las reglas de explosión e implosión, estas son: 1) un fonema implosivo puede estar adyacente a otro explosivo, 2) no pueden presentarse más de dos fonemas explosivos adyacentes o más de dos fonemas implosivos adyacentes, 3) un fonema explosivo puede estar adyacente a otro explosivo sólo si el primero es de un tipo anterior (menor) al segundo, 4) un fonema implosivo puede estar adyacente a otro implosivo sólo si el primero es de un tipo posterior (mayor) al segundo.

Las reglas se complementan en Lingüística con cierta simbología: a los fonemas explosivos se les simboliza con < y a los implosivos con >. También existe una entidad fonológica adicional: al cúmulo de fonemas orales ubicados entre un fonema explosivo y otro implosivo, incluídos estos, se le llama sílaba. Por ejemplo, la cadena hablada oral del significante membrete se puede simbolizar entre explosiones e implosiones como <>><<><> donde las sílabas son mem, bre y te. Uno puede experimentar con esta cadena hablada oral y observar que efectivamente es factible su continuidad porque nuestro aparato de fonación sólo puede ligar los fonemas orales según las reglas de explosión e implosión, o sea, con los tiempos largos y cortos que tienen los fonemas orales en la cadena.

Se ha dicho anteriormente que los resultados en Fonología tienen consecuencia inmediata en el estudio de la evolución de las lenguas; a continuación se aclara el motivo. Cuando los lingüistas estudian la evolución de las lenguas se topan con un escollo muy difícil de salvar: no hay muestras físicas de la comunicación de las sociedades en cuestión. Ahora contamos con miles de grabaciones, pero en la Grecia antigua, por ejemplo, no se contaba con ello. Ni siquiera se cuenta, en la mayoría de los casos, con descripciones de los fonemas orales como aquí se ha mostrado. El lingüista busca hallar la lengua madre, es decir, la lengua que con ciertas modificaciones en su semántica da origen a las lenguas actuales. Existe un motivo por el cual confiar en que efectivamente existe tal lengua madre, pero no es relevante por el momento esta noción.

Lo que sí es importante en cuestión de Fonología es que la Biología respalda otra noción: el aparato auditivo-fonatorio no debió cambiar sustancialmente a lo largo del tiempo si de la misma especie (humana) se trata. Si esto es cierto, entonces las reglas de implosión y explosión se siguen cumpliendo tanto para la lengua madre como para las lenguas derivadas o hijas. Por otra parte, en varios casos no se cuenta con muestras físicas aéreas, pero sí escritas. Las muestras escritas no cambian tan rápidamente a través del tiempo como las orales. Los individuos somos más reticentes a cambiar la escritura que a cambiar las formas orales porque asimilamos con mayor facilidad los significantes visuales que los significantes auditivos. La mayoría ve con mayor claridad New York que escuchar su equivalente oral. Ciertos individuos pueden escuchar Niu Yor y otros Niyor, mientras que para una amplia mayoría (en espacio y en tiempo) New York se ve igual.

La escritura fonológica, en principio, debe tener una representación biunívoca entre todos los fonemas visuales y los fonemas orales. Esta cuestión permite evaluar preliminarmente la coordinación de los fonemas orales en la antigüedad, aunque por la diferencia en evolución de ambos tipos de comunicación se tiene un grado de error considerable de esta evaluación. Cabe decirse que las lenguas orales (cuyos significantes son fonológico-auditivos) que no se hallan ligadas a una escritura evolucionan (cambian) con mayor rapidez que las dotadas con una escritura. Esto es porque aquellas que cuentan con escritura pueden acudir con mayor facilidad a la pronunciación de los significantes que las que no disponen de ella.

Hay tipos distintos de escritura. La escritura fonológica se dijo era la que contaba de biunovocidad con la lengua oral por los fonemas. La escritura no fonológica es la que no cuenta con la biunivocidad mencionada. A la escritura se le llama ideográfica si está ligada a los significantes (en lugar que a los fonemas) o silábica si representa directamente a las sílabas. Estas escrituras permiten evaluar preliminarmente ya sea sus significados o la coordinación de las sílabas, aunque por la diferencia en evolución de ambos tipos de comunicación (oral y escrita) se tiene un grado de error considerable de esta evaluación al igual que en el caso de la escritura fonológica.

Por supuesto, las lenguas orales que cuentan con gramáticas escritas evolucionan aún con mayor lentitud puesto que no sólo se cuenta con el significado o el significante sino con el signo ligado a la lengua oral. También son éstas las que permiten evaluar aproximadamente la semántica de la lengua. Este resultado se obtuvo previamente al definir gramática por medio de la condición de suficiencia lingüística. Con la gramática no sólo se delimita a las sociedades con sus lenguas sino que se puede acudir con facilidad a los signos tanto como con la escritura fonológica se acude a los significantes y con la ideográfica a los significados.

Estos aspectos permiten hallar consecuencias evolutivas con las que antes no se contaba. Así no sólo se evalúan los cambios de las lenguas, también los cambios de las sociedades.

VARIACIONES DE LAS LENGUAS

Hasta el momento la Sincronía establece que las lenguas tienen un carácter fijo como consecuencia de la condición de suficiencia lingüística. Se ha apenas referido a algunos aspectos de la evolución de las lenguas sin precisar realmente esto. Si se analiza a los dialectos a través del tiempo, el método inductivo es deficiente. No podemos poner en contacto a los muertos de hace ochocientos años con las personas de hoy. El método gramático (o de la gramática) no supone mejoras considerables. No todas las lenguas han tenido registros de sus gramáticas y de tenerlos no siempre son lo suficientemente detallados para entenderlos correctamente. Es por ello que la Diacronía establece métodos cuya utilidad práctica corresponde con el transcurso del tiempo.

Un hecho verificable es que las lenguas cambian. Se entiende esto por una razón simple: la condición de suficiencia lingüística. Las sociedades cambian según las épocas. A veces se agrandan en número y otras veces se ven disminuídas. Estos cambios corresponden con movimientos migratorios, cambios de gobierno, etc. Sin embargo, ¿qué explica estos cambios sociales? Se dijo de los métodos sincrónicos que existían métodos sociológicos. También se dijo que eran inciertos. Por lo tanto es labor de la Lingüística explicar los cambios sociales y no al contrario, porque la Lingüística sí dispone de métodos precisos y científicos con los cuáles no cuenta (a saberse) la Sociología para delimitar sociedades.

Según se ha visto, existen algunos principios justificados en las experiencias que rigen el funcionamiento de este estudio. El principio semántico nos dice que para cada aspecto idiomático existe un aspecto expresivo pero no al contrario. Nada en él nos impide cambiar los aspectos de un tipo sin que el otro cambie. Más aún, Curso de Lingüística General dice el signo es arbitrario y se podría agregar en el tiempo. Esto nos indica que faltó algo por mencionar dentro de las bases del estudio sincrónico y que se permite por la flexibilidad en los principios: los métodos psíquicos y los métodos de coordinación presentan defectos. Hasta el momento, si no se hubieran mencionado los aspectos de coordinación, se asumiría que los métodos psíquicos y fisiológicos enunciados son invariables cuando la experiencia nos permite confirmar que esto no es así. Por otro lado, este último aspecto no viola ninguno de los principios.

Tanto el principio de suficiencia fonológica como el concepto de continuidad se abordaban como si todos los miembros de una sociedad pudieran coordinar los fonemas de forma idéntica. Por su parte, con la Sincronía, se asume preliminarmente del principio semántico que todos los miembros de una sociedad conciben de la misma forma cada aspecto idiomático. Si se junta esto con los aspectos de coordinación, el principio semántico presupone que el signo, si bien es arbitrario, es concebido de forma idéntica por todos los miembros de una sociedad. Nada más falso que esto.

Todo lo anterior permite enunciar un principio que refleje la última parte de constitutiva de la lógica que sigue la Lingüística, el principio de variabilidad, o bien, la descripción fonológica y semántica de una lengua presenta rasgos incompletos, que no pueden ser descritos con finitos efectos que se establezcan para ello. Los efectos que sirven para describir la fonología y la semántica de una lengua son, por ejemplo, la apertura, la disposición de los órganos del aparato fonatorio, las sinápsis que permiten el ejercicio de un determinado signo, etc. El principio expuesto refiere que describir todos los rasgos de la comunicación, detallar paso a paso lo que ocurre con cada uno de ellos, es técnicamente imposible. La razón de esto (ciertamente heurística) radica en la dificultad de exponer formalmente todo un ámbito en su calidad holística, totalitaria.

Trátese de elaborar la formalización de los aspectos fonológicos: se requieren efectos bien entendidos que aproximan la forma de coordinar el aparato fonatorio, como se realizó en la exposición de los aspectos de coordinación. Nada garantizaba, y mucho menos con el principio de variabilidad establecido, que la formalización describiera sin lugar a dudas todos los menesteres necesarios para clarificar la Fonología. Lo mismo ocurre con la parte semántica. Tan si fuera poco, cada vez que se intente describir de inicio a cualquiera de los dos aspectos habrá situaciones que requerirán una inmediata explicación (como el hecho de las sinápsis para comprender al signo). Estas situaciones a su vez requerirán otra explicación inmediata y se terminará asumiendo que no hay fin en la intención de explicar toda la naturaleza lingüística. Es entonces el principio de variabilidad factible en su enunciación.

Este mismo implica directamente lo siguiente: si el principio de suficiencia fonológica asume la posibilidad de descripción de los aspectos de coordinación, con el principio de variabilidad resulta imposible una descripción absoluta de estos. Si un comunicante pretende aprender una lengua y se le muestra la descripción fonológica necesaria (mucho o poco detallada), jamás logrará empatar (sino por una gran casualidad) su forma de elaborar el entramado fonológico tal y como lo hace al menos uno de los participantes en la comunicación para la lengua en cuestión.

Ahora, considérese a las personas que no conocen ninguna lengua y tienen que aprenderla para pertenecer, según lo marca el instinto, a una sociedad. Puede que después de muchos años de esfuerzo con la primera y única lengua conocida por estos individuos logren alcanzar la elaboración de fonemas y comprensión de signos casi como sus instructores, ya sean los padres o maestros especialistas, pero sería demasiada casualidad que esta fuera exactamente idéntica siendo que las explicaciones no son nunca completas porque no pueden incluir todos los aspectos necesarios. Nótese que en ningún instante se violan los principios ya establecidos, siendo estos la razón de la impartición académica o empiríca de las lenguas.

Continuando con el último ejemplo, la enseñanza de la lengua se da de una u otra forma a pesar de lo incompleto de las descripciones. Pasa el tiempo, pasan las generaciones que aprenden la lengua supuesta y la utilización casi idéntica del entramado lingüístico termina siendo muy alejada entre las distintas formas de enseñanza y las diversas explicaciones que aún compartan, si lo hacen, puntos de convergencia. Los dialectos se observan de ello y, muy a largo plazo, las lenguas derivadas de una lengua madre. Con este esquema de experimento diacrónico basado en el principio de variabilidad se puede discutir lo siguiente: conociendo las causas o tipos de variabilidad en las descripciones, es posible determinar el curso diacrónico de las lenguas; asimismo, se logra esta pretensión (y se la completa con rigor) hallando los tipos de convergencia en las descripciones.

Tradicionalmente, la Lingüística reconoce algunos de los tipos de variabilidad y convergencia. En el primer caso, se refiere a la eliminación de la composición de palabras y a la alternancia. En el segundo caso, se refiere a la analogía; por supuesto, existen más. La eliminación de la composición de palabras es la tendencia que se presenta al omitir en el uso y aprendizaje de una lengua algunas asociaciones. La alternancia es la tendencia que se presenta al sustituir en el uso y aprendizaje de una lengua algunas declinaciones por otras. Obsérvese que el carácter incompleto de las descripciones lingüísticas no necesariamente se corresponde con omisiones sino también con sustituciones, y como se verá, también con imposiciones. La analogía, por su parte, es la tendencia que se presenta al imponer en el uso o aprendizaje de una lengua algunas asociaciones.

Algo claro, a manera de corolario, se puede notar de lo anterior: los aspectos de las descripciones lingüísticas no disminuyen en número. Esto surge de que existen tanto tipos de variabilidad y convergencia que omiten (disminuyen este número) como los que imponen (aumentan este número), así como los que sustituyen (no cambian el número). Dado que la naturaleza física de la comunicación está limitada en general, es decir, no surgen nuevos órganos con limitaciones y capacidades diferentes en el aparato fonatorio (o en las manos para el caso manual), no se tiene una variación hacia el aumento del número de descripciones fonológicas, pero el principio semántico posibilita (y ocurre) al aumento del número de descripciones semánticas.

Así, mientras el aprendizaje de una lengua siga su curso generacional conservando las mismas circunstancias intelectivas, se tendrá la posibilidad de aumentar, o al menos mantener, el número de descripciones lingüísticas. Este resultado permite vislumbrar que el futuro de las lenguas presenta una tendencia a conservar sus aspectos descriptivos. La facultad de estudio en la cual se desemboca es que se pueden analizar con suficiente certeza los aspectos descriptivos de una lengua del pasado partiendo de las descripciones actuales que simplemente se tienen que modificar según los tipos de variabilidad y convergencia. En otras palabras, si las circunstancias intelectivas se observan al menos iguales que las del pasado, es posible reconstruir (analizar los aspectos descriptivos) una lengua del pasado. De allí la importancia en cuanto a la detección de los tipos de variabilidad y convergencia, por ejemplo, para el reconocimiento de textos históricos.

Hasta este punto, la teoría lingüística de de Saussure se desarrolla en sus formas esenciales. Los métodos diacrónicos han quedado establecidos, reiterando que se parte de los tipos de variabilidad y convergencia. Es así como el problema evolutivo de la lingüística queda expuesto y finalmente se propone una línea de análisis que permite llegar a lo que finalmente cierra un misterio que se tenía concebido desde los griegos, esto es, reconstruir las lenguas en retrospectiva.

31 de Marzo de 2012
 
 

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