Ferdinand de Saussure,
el padre de la Lingüística.
LA
LINGÜÍSTICA ES ÚTIL
Ferdinand de Saussure establece los principios de la Lingüística y
funda éste ámbito como estudio formal de la Ciencia.
Divulga sus resultados tras un análisis lógico del
comportamiento de la comunicación por medio de tres
cursos dirigidos a académicos universitarios, mismos que
habrían de publicarlos en el Curso de Lingüística General [1916] acaecida su muerte. Es en este contexto en el cual
se debe observar la Lingüística moderna, es decir, como
una ciencia retrasada en su nacimiento y que poco ha visto florecer
sus resultados. Actualmente, no existen muchos desarrollos notables
tanto a nivel experimental como a nivel teórico si no es
porque Noam Chomsky reforma la presentación de de Saussure
aunque sin establecer algo nuevo.
Las
causas de la falta de interés en un estudio fructífero
en sí mismo se hallan dada la incomprensión de los
conceptos fundamentales. Esta incomprensión a su vez se debe a
que las personas insinúan entenderlos intuitivamente sin que
haga falta ubicarlos con mayor precisión. No obstante, ha de
proponerse una situación que la Lingüística puede
responder directamente y que no tiene intuitivamente una resolución
concreta. Así es como ha ocurrido con gran parte de los
estudios de la Ciencia: la Física pudo explicar el movimiento
de los cuerpos, la Química detalló el comportamiento de
las substancias, la Matemática establece los modelos posibles
para el análisis de la inducción, etc.
La
Língüística tuvo en su momento un problema
similar: explicó (como lo hizo la Biología con los
seres vivos) la evolución de las lenguas. Se ha comprobado la
veracidad de la teoría lingüística de de Saussure
a través de experimentos sobre las lenguas y en particular
sobre su evolución. Estos experimentos se expondrán más
adelante. Con lo anterior se trata de aclarar la importancia de este
estudio para la Ciencia y se expone que la disertación
presente no es vana sino crucial. La resolución del problema
evolutivo se presenta en sus partes primordiales. Para ser precisos
con ella (dado que intuitivamente no se puede apelar a un resultado
satisfactorio) es preciso determinar las bases de la Lingüística
y luego sobre esto elaborar un resultado suficientemente general para
ser considerado relevante.
LAS
BASES DE LA LINGÜÍSTICA Y LOS CONCEPTOS FORMALES
Por
definición:
La
Lingüística es el estudio de los fenómenos de la
comunicación por medio de sus aspectos físicos,
fisiológicos y psíquicos.
La
comunicación es el concepto crucial para la Lingüística
y sólo se tiene acceso a él por medio de otras ideas
pero nunca se le puede dar una definición concreta. La
situación es análoga a las teorías de conjuntos
o a las distintas teorías de la Mecánica. Todas las
teorías de conjuntos (Zermelo – Fraenkel – Skolem, Neumann
– Bernays – Gödel, etc.) nos permiten reconocer aspectos de
los conjuntos mas no nos dotan de una definición de conjunto;
las teorías de Mecánica (clásica, relativista,
cuántica) nos permiten entrever aspectos de las fuerzas (las
tres leyes de Newton, el campo gravitacional, las partículas
de campo, etc.) pero no nos dotan de una definición de fuerza.
La Lingüística nos dice como puede entenderse la
comunicación en términos de conceptos como lenguaje
o lengua pero no nos dota de una definición de
comunicación.
Es
una farsa decir que la comunicación es “el intercambio de
información, etc., etc.”. En realidad es una forma
incompleta e incorrecta cualquier definición de este tipo
porque se redunda en ideas que la Lingüística tiene
precisadas, como el lenguaje, la cristalización social, etc.
La Lingüística sí comprende este concepto en sus
resultados pero no puede darle una definición general y a
salvo de toda contradicción (de hecho es imposible). Entonces
se determinarán los conceptos formales que permiten entender a
la comunicación en la medida de lo posible.
Se
sabe, a pesar de la falta de una definición, que la
comunicación tiene aspectos físicos,
fisiológicos y psíquicos. Los fenómenos
de la comunicación implican el análisis del tipo de
medio empleado para ejercerla. Por ello es importante reconocer si se
trata de un medio aéreo (comunicación oral), escrito
(comunicación escrita), manual (comunicación sordo –
muda), etc. Incluso se podría hablar de un medio electrónico
(comunicación digital). Las consecuencias que tiene el medio
físico en la evolución de las lenguas son directas. El
aspecto físico es uno de los pilares para la comprensión
de la comunicación.
Por
otra parte, los aspectos fisiológicos hacen referencia a la
influencia que tiene, según el medio físico, el uso de
nuestras capacidades corporales para la comunicación. Esto es,
realizar el análisis del aparato fonatorio y auditivo, o de
las manos y su movilidad, etc., para comprender cómo influye
esto en las limitaciones que tenga la comunicación en su
realización efectiva. Por ejemplo, tenemos claro que si una
persona es ciega y sorda de nacimiento, tendrá que comunicarse
por medio de las manos y por el tacto. Las limitaciones fisiológicas
de las personas permiten comprender aún más el
ejercicio de la comunicación.
Finalmente,
los aspectos psíquicos nos remiten a aquello ocurrido en el
pensamiento para que se domine el ejercicio de la comunicación.
Las diferentes formas de manipulación de los medios físicos
o coordinación (por medio de nuestras capacidad
fisiológicas) son un resultado de nuestra perspectiva psíquica
de estos. Si tenemos que las sociedades en general utilizan un medio
físico aéreo para comunicarse, los miembros tratarán
de crear conceptos relativos a este medio y formas efectivas para
manipularlo a la vez que tratarán de mejorarlas. Por ello se
han creado micrófonos, bocinas, la Fonología, etc.
Partiendo
de un concepto de orden psíquico se desglosará la forma
de ver al resto de los aspectos. La cristalización social
es el fenómeno en el cual se observa una compartición
de conceptos (llamados en Lingüística significados)
por parte de los miembros de un grupo de personas. Así,
todos los hispanoparlantes adultos sin problemas de salud mental
estamos supuestos de saber lo que es un perro. Si es así,
entonces la comunidad de personas descrita (los hispanoparlantes
adultos y mentalmente sanos) está cristalizada socialmente
respecto al significado perro. Cuando las sociedades no están
cristalizadas alrededor de cierto significado la comunicación
no existe entorno a él. Así, esta sociedad hipotética
tiene potencialmente la capacidad de comunicarse alrededor de
todos sus significados.
El
cúmulo de significados entorno a los cuales una sociedad está
cristalizada es llamado lenguaje. El lenguaje es
necesario para que una sociedad se comunique efectivamente. Así,
todo el mundo prácticamente está cristalizado en
conceptos como el Sol, el día y la noche
así como la luz y la obscuridad. En ese sentido,
estos significados son parte del lenguaje mundial. Los
lenguajes son más grandes mientras más accesibles son
los significados.
No
obstante la existencia del lenguaje, esto sólo nos indica el
potencial de comunicación mas no que ésta se lleve a
cabo. Cuando una sociedad incorpora en su lenguaje más
significados su potencial de comunicación aumenta. Si una
sociedad cristalizada confirma la comunicación entre todos y
cada uno de sus miembros se observa que existen reglas de
unión. Las reglas de unión son los métodos
psíquicos utilizados para asociar un concepto con otro y
generar un concepto distinto al cual se le llama significado
sintagmático. Si se toma el concepto perro y el
concepto sucio, los comunicantes saben (si están
cristalizados entorno a estos conceptos) ligarlos para entender un
concepto distinto, perro sucio. Este significado sintagmático
es distinto de los originales. Han empleado las mismas reglas de
unión.
En
la teoría de de Saussure se omite la “comunicación”
con los animales y no es infundado. La comunicación sólo
es posible cuando hay significados sintagmáticos. Los seres
humanos en condiciones de comunicarnos sólo entendemos una
idea si los significados que la integran están adecuadamente
ligados en un significado sintagmático. Los animales no poseen
(a saberse) esta capacidad de emplear reglas
de unión y por ello sólo se pueden expresar
entorno a significados pero no entorno a significados sintagmáticos.
Entonces, se expresan pero no se comunican. Es así que los
animales no pueden comprender en qué consiste una novela de
ciencia ficción mientras que los seres humanos sí
(puesto que podemos construir significados sintagmáticos de
tamaños diversos).
La
existencia de significados y reglas de unión no es suficiente
para que la comunicación se lleve a cabo. Al momento de
comunicarnos, los significados y los significados sintagmáticos
no bastan para generar una idea clara. Existen además
modificaciones a los significados. Las modificaciones
permiten que un significado pueda distorsionarse de manera que tenga
mayor especificidad y por consiguiente se genere un significado
distinto. A los métodos psíquicos que permiten
relacionar una modificación con un significado se les llama
reglas de modificación. Así por ejemplo,
se efectúa una regla de modificación al significado
completo para obtener el significado completamente.
Debe quedar claro que esto sólo es a nivel psíquico y
que hasta el momento no se ha definido nada sobre lo que ocurre
respecto al medio físico empleado ni a las consideraciones
fisológicas implicadas. Por lo tanto no se tiene sino una
parte de las facultades necesarias para la comunicación, pero
no es suficiente. A las reglas hasta ahora determinadas se les llama
reglas psíquicas.
Para
introducir el aspecto fisiológico hay que retomar la
coordinación. Las personas sabemos coordinar
nuestro cuerpo para correr, caminar y comer. De la misma forma lo
sabemos coordinar para comunicarnos. El hecho de saberlo
no implica que lo realicemos. A la coordinación que tenemos
sabida para comunicar cierto significado se le llama
significante. El significante es así la entidad
fisiológica de la Lingüística equivalente
al significado, que es la entidad psíquica. Para el caso de la
comunicación empleando el medio aéreo (aspecto físico)
se coordinan tanto el aparato fonatorio como el aparato de
audición, sin embargo se puede coordinar a las manos y los
ojos si se emplea un medio manual. La dualidad de emisión y
recepción es intrínseca y por ello el significante se
conforma de ambos aspectos. Sabemos reconocer los sonidos y los
ademanes manuales, según sea el caso, para interpretar la
comunicación del significado perro, al mismo tiempo
sabemos efectuar dichos sonidos y ademanes. La coordinación
lleva a cuestas esta dualidad físico-fisiológica al
igual que el significante.
Ahora
bien, ya se cuenta con todos los aspectos que según la
Lingüística son necesarios para la comunicación y
a pesar de ello no se puede hablar de la posibilidad de comunicación
entre los miembros de una sociedad. Hace falta ligar a la
coordinación con las reglas psíquicas y a los
significantes con los significados. Al estudio de la alianza descrita
se le conoce como Semántica. Esta rama de la
Lingüística introduce al signo. El signo
es el método psíquico del cual nos valemos para ligar
al significado con el significante. El siguiente principio es
observado en Curso de Lingüística General: para cada
aspecto que implique a las reglas psíquicas siempre se tendrá
un aspecto de la coordinación que sea regulado psíquicamente
pero no al contrario. Este es el principio semántico.
Así la coordinación nos habla de los fonemas (por
ejemplo, de amor, a, m, o y r son
los fonemas) pero no existe un equivalente con las reglas psíquicas.
Es por ello que se abordarán los temas de la coordinación
(Fonología y teoría de la escritura) más
adelante.
El
principio semántico se presenta en el libro original como
sigue: el signo es arbitrario. Esto nos dice que para cada
significado existe un significante ligado psíquicamente a él
pero no al contrario, o sea, que los significantes pueden existir o
no independientemente del significado. Por ejemplo, el concepto perro
es único para todos los que sabemos lo que es un perro (desde
la antigüedad hasta hoy) aunque su significante puede variar.
Todos los significantes que el significado perro tiene ligados
pueden desaparecer (y de hecho han desaparecido varios) hasta
quedarse sólo uno en las conciencias de los comunicantes. Esto
por supuesto implica que el signo puede variar según lo haga
el significante y que puede desaparecer siempre y cuando el
significante también desaparezca. Evidentemente si el
significado desaparece también lo hacen los signos dejando a
la deriva (como balbuceos) los significantes ligados.
Los
comunicantes sabemos ligar significados con reglas de unión.
También existe esto para la coordinación. Sólo
basta con unir lo que sabemos hacer con el cuerpo para
expresar cierto significado con lo que sabemos hacer para expresar
otro significado y se tiene la expresión del significado
sintagmático. En otras palabras, se unen significantes. Por
analogía se le llama al resultado significante
sintagmático. Normalmente para unir los significantes
empleamos pausas. Lo que sabemos hacer al decir y
escuchar te quiero es hacer una pausa entre los que
sabemos hacer para decir y escuchar te y lo que sabemos hacer
para decir y escuchar quiero. Con las manos se observa que
dejamos de moverlas al hacer la pausa; con la voz se observa que no
se emite sonido al hacer la pausa. No obstante, para la coordinación
no existe mas que lo que sabemos hacer para realizar la pausa y no
los efectos físicos que resultan de hacer la pausa. La pausa
es lo que sabemos hacer al dejar de emitir y dejar de percibir
sonidos, eso si estamos hablando.
La
Semántica llama sintagma al método
psíquico del cual nos valemos para ligar al significado
sintagmático con el significante sintagmático. Del
mismo modo llama frase al método psíquico
del cual nos valemos para ligar a las reglas de unión con las
pausas. Con esto último nos percatamos de algo: al
comunicarnos nos valemos de métodos psíquicos
semánticos, no sólo de los psíquicos ni sólo
de los de coordinación sino de ambos. La Semántica
reúne a todos los aspectos de la comunicación en
entidades que los involucran (signos, frases, sintagmas, etc.).
También
para las modificaciones existe un equivalente de coordinación
y se les llama prefijos o sufijos según
sea el caso. Un prefijo, por ejemplo, es lo que sabemos hacer al
expresar completa- y sufijo lo que sabemos hacer al expresar
-mente. De lo anterior, los comunicantes incluso sabemos
expresar el guión al insinuar que efectivamente hay antes o
después otra cosa que sabemos hacer. El significado modificado
es completo y es por ello que a complet- se le
considera un prefijo impropio, es decir, porque no corresponde con
las modificaciones sino con los significados. Al contrario, -mente
es considerado un sufijo propio porque sí corresponde
con lo que se entiende por modificación. Siempre se tienen
prefijos o sufijos impropios para sufijos o prefijos propios. Al
método psíquico del cual nos valemos para ligar a los
prefijos y sufijos propios con las modificaciones se le llama
declinación, que es la parte semántica.
Los
significantes se llaman así tanto para los significados como
para los significados modificados y por tanto sólo hay signos
y no “signos modificados”. No obstante, para las reglas de
modificación sí existe su aspecto de coordinación.
Esto es, lo que sabemos hacer para unir un prefijo o sufijo con otro
sufijo o prefijo, es decir, la insinuación de la cual se habló
anteriormente representándola con el guión; a esto se
le llama regla de adjunción. Al método
psíquico del cual nos valemos para ligar a las reglas de
adjunción con las reglas de modificación se le llama
asociación, y ésta es la parte semántica.
Finalmente, las reglas psíquicas se ha visto tienen
equivalencias en el ámbito de la coordinación. Para
distinguirlas se les denomina a las pausas y a las reglas de
adjunción como reglas de coordinación. A
la parte semántica, o sea, a los métodos psíquicos
empleados para ejercer simultáneamente las reglas de
coordinación y las reglas psíquicas se les conoce como
reglas gramaticales.
Ya
se han establecido gran parte de las entidades que la
Lingüística utiliza para estudiar a la comunicación.
No por ello se ha dicho que estas entidades sean esencialmente
suficientes para efectuarla. Lo que sí podemos saber es que la
comunicación es posible entre los miembros de una sociedad
siempre y cuando presenten una compartición no sólo de
significados sino de todas las entidades semánticas que se
puedan reconocer. A la colección de entidades semánticas
(signos y reglas) se le conoce como dialecto. En virtud
de lo dicho, si los miembros de una sociedad comparten el mismo
dialecto, entonces es posible llevar a cabo la comunicación.
Esta condición es la condición de suficiencia
lingüística. Si nos referimos a los aspectos
únicamente psíquicos de un dialecto, nos referimos al
idioma; los aspectos de coordinación
correspondientes son la expresividad.
Obsérvese
que todos los miembros de las sociedades pueden estar cristalizados a
pesar de hablar todos los individuos dialectos diferentes. Sin
embargo, sólo quienes comparten el mismo dialecto pueden
ejercer la comunicación. Unos pueden compartir el mismo
lenguaje, y es más, hallarse cristalizados respecto al
lenguaje mundial. No obstante, para emplear, por ejemplo, el inglés,
es necesario cristalizarse en significados, compartir significantes y
reglas gramaticales. Así es importante aprender las formas de
pronunciación, la cultura de los pueblos que hablan inglés,
las reglas gramaticales del inglés, etc. Los dialectos,
de acuerdo con la condición de suficiencia, nos permiten
delimitar a las sociedades tanto en tiempo como en espacio.
Esta
última facultad de la cual nos provee la condición de
suficiencia es la forma crucial de expresar las ramas diacrónica
y sincrónica de la Lingüística. La
Diacronía es al análisis semántico
a través del tiempo; la Sincronía es el
análisis semántico en una época determinada. Se
entiende por época determinada a un periodo de tiempo
en el cual los dialectos no sufren cambios sustancialmente
importantes. Con ello se quiere decir que la Diacronía
estudia los cambios que los dialectos presentan mientras que la
Sincronía estudia a los dialectos en sí, sin cambios.
Consecuentemente se puede decir que la Diacronía estudia los
cambios de una sociedad por medio de los fenómenos de la
comunicación; la Sincronía estudia a las sociedades,
sin cambios, por medio de los fenómenos de la comunicación.
Estos
son los alcances de la Lingüística, sus bases y la
orientación de sus resultados. Ahora, se abordarán
temas de Sincronía para luego abordar temas de coordinación.
LA
CONDICIÓN DE SUFICIENCIA LINGÜÍSTICA
Como
se ha dicho, la Sincronía estudia a los dialectos que no han
sido modificados. Se puede ver que las sociedades pueden comunicarse
aunque sean distinguibles por sus dialectos. Lo que ocurre es que
este tipo de sociedades emplean casi los mismos dialectos
aunque en definitiva sean distintos. El hecho es, que algunos
miembros pueden no compartir un signo dado o dos pero esto en un
cúmulo de dos millones de signos, por decir una cantidad. Así
la Sincronía se basta con saber que la comunicación se
lleva a cabo para asumir que existe (sin saber cuál es) un
dialecto en común.
Entonces
como las distinciones entre los dialectos son, en este caso,
difíciles de hallarse se tiene la certeza de que hay reglas
gramaticales en común susceptibles de un estudio formal. Se
toma a una persona. No hay dialecto que reconocer por que no hay
signos en común que haya por distinguir y comparar. Es claro
que el lingüista no se involucra en el experimento sino para lo
esencial, que es el análisis. Entonces se toma un par de
personas. Se observa que hay comunicación en este par y se
comienza a hallar su dialecto. Luego a este par se agrega un tercer
miembro. Igualmente se observa que hay comunicación en este
trío (donde uno puede comunicarse a la vez con los otros dos)
y se halla el dialecto que tienen en común, ya sea el mismo
que en el par o uno ligeramente distinto.
Uno
puede proceder de esta forma hasta una n cantidad de miembros.
El dialecto bajo estudio se vuelve más general. No obstante,
llega un momento en el cual la sociedad con un número de
miembros n+1 no puede ejercer la comunicación con el
miembro n+1. Todos los miembros pueden comunicarse con el
miembro 1 a la vez (escuchándolo o mirándolo a
la vez), no así el miembro n+1. Justo allí se
dice que los dialectos son lo suficientemente distintos como para
hablar realmente de una sociedad delimitada. Las
sociedades delimitadas emplean un dialecto que en terminología
lingüística se llama lengua.
Por
ejemplo, se puede partir de un par que se comunica. Si el tercer
miembro no puede ejercer la comunicación podemos inferir que
el par inicial emplea un dialecto al que propiamente llamamos lengua.
Ahora, otro tercer miembro (distinto del primero) puede ejercer la
comunicación con el par. Entonces la sociedad ha ampliado sus
límites y los límites de su lengua. En un caso
práctico, podemos recorrer toda América y proceder de
esta forma y encontrar que los límites del Español se
hallan en una sociedad llamada, por convención,
hispanohablante que está delimitada también por
una región geográfica llamada América Latina
(excluyendo a Brasil). De la misma manera se delimitaría al
Inglés y al Francés y a todas las lenguas de América,
simplemente utilizando el método inductivo para la distinción
de dialectos. Justamente el método se basa en la condición
de suficiencia.
La
practicidad del método se vuelve trizas ante la magnitud de
las sociedades a estudiar. En sociedades con pocos miembros es
relativamente fácil efectuar un método tan simple; sin
embargo, en un proyecto más ambicioso no es útil apelar
a algo por el estilo si se trata de comprobar la comunicación
con millones de miembros. Se está hablando de probar si una
persona se puede comunicar o no con todos los miembros de una
sociedad con 300 millones de personas, por ejemplo, en la cual no
todos son accesibles. El método puede ser mejorado. Basta con
establecer por un método no lingüístico la
delimitación de una sociedad. Al hacer esto y en virtud de la
condición de suficiencia se puede hablar de la existencia de
una lengua y por esta razón se pueden determinar los aspectos
semánticos de la misma. Se puede acudir a una historia en
común, hábitos sociales comunes, formas de gobiernos
comunes, etc. Esta forma es más práctica pero un tanto
incierta. Hace falta precisar qué aspectos distintos del
dialecto son necesarios para delimitar a una sociedad.
Otro
método lingüístico es la creación del
comunicante patrón o gramática. Se tiene
un par de personas y se verifica la comunicación. Luego se
establece en un compendio cada aspecto semántico del dialecto
que emplea este par. Para diversos pares de personas se establecen
compendios similares. Luego se comparan estos compendios y se
establece si existen aspectos semánticos en común.
Cuando las reglas gramaticales son distintas, una gran cantidad de
signos son distintos entre los dialectos; si alguna regla
gramatical es distinta se dice que los dialectos son fundamentalmente
distintos. Cuando las reglas gramaticales son las mismas, una
gran cantidad de signos son idénticos entre los dialectos; si
todas las reglas gramaticales reconocidas son las mismas se dice que
los dialectos son fundamentalmente los mismos a pesar de tener
algunos signos diferentes. Esta aproximación es la más
aceptada para la delimitación de las lenguas. Así, una
lengua es el cúmulo de dialectos con reglas gramaticales
comunes. Se dice que es una aproximación porque se
habla de las reglas gramaticales reconocidas mas no de todas.
Sólo
es por este método que se habla de los dialectos de una
lengua. Ni a la Sincronía ni a la Lingüística en
general les interesan los dialectos sino las lenguas en virtud de
este resultado. Este método, a pesar de su efectividad, no
desacredita ni al método inductivo (que es más preciso
y no admite a las lenguas como cúmulos de dialectos) ni a los
métodos sociológicos (ajenos a la Lingüística).
Este método se deriva de una aproximación del método
inductivo empleando aspectos semánticos reconocidos que
garantizan su consistencia con otros métodos. La Lingüística
con sus gramáticas puede determinar con gran precisión
los límites de las sociedades sin acudir a tradiciones,
costumbres, gobiernos y otros hechos sociológicos. El estudio
de las lenguas es particularmente útil para establecer el
punto de partida en el estudio de las sociedades.
Los
dialectos de una lengua son variados. Existen distinciones por signos
científicos, técnicos, artísticos, coloquiales,
etc. Cuando los dialectos son sistemáticamente distinguidos
por un aspecto dado se trata a estos con la denominación
habla. El habla de los físicos
hispanohablantes es un ejemplo; el habla de una pandilla es
otro ejemplo. Hasta el momento se han identificado los ámbitos
que tradicionalmente pueden entenderse en la Lingüística
de de Saussure. Quizá este prolífico lingüista no
estableció los métodos aquí provistos pero sí
determinó las bases con la creación de la Semántica
y sólo fue a través de ella que se pudo establecer,
primero, la condición de suficiencia y, después, los
métodos derivados de ella. Finalmente puede decirse que la
Sincronía estudia a las gramáticas (una por vez) con la
ventajas experimentales que esto implica.
ASPECTOS
DE COORDINACIÓN
De
Saussure habla en su teoría lingüística del medio
aéreo de comunicación. Como todos los detalles que de
su obra emanan, tenía un fundamento para ello. La evolución
de las lenguas depende directamente de este medio. Si bien existen
diversos medios, el más empleado y desarrollado es sin duda el
medio aéreo. Desde el origen de los tiempos de la humanidad,
estudios sobre fósiles humanos confirman que el aparato de
fonación se hallaba los suficientemente desarrollado para
ejercer la comunicación oral. Suponiendo que el ser humano ya
empleaba este aparato junto con su aparato auditivo, el medio aéreo
ha sido entonces de los más antiguos. Quizá las
facultades que brindaban las gesticulaciones y ciertos ademanes
puedieran ejercer esta función pero su desarrollo se ve
truncado por las facilidades de las cuales nos provee el medio aéreo
(como su rapidez, su accesibilidad y su gran alcance a distancia).
Podemos inferir que algunos de los gestos que en tiempos modernos
empleamos corresponden con aquellos gestos utilizados en la remota
antigüedad, sin embargo no se ha profundizado en su uso por
favorecer a otros medios como el aéreo o el escrito.
Es
por ello que el sabio lingüista ahonda sobre la Fonología
y la teoría de la escritura. Comenzando por la Fonología,
de Saussure introduce conceptos como fonema. Un fonema
es la unidad fisiológica oral. Por ejemplo, al pronunciar a
se tiene un fonema. El fonema no es el resultado físico
de la pronunciación sino cómo adecuamos los músculos
del aparato fonatorio para disponernos a pronunciarlo. Con esta
situación de por medio, la Fonología basa sus
resultados en las limitaciones fisológicas del aparato
fonatorio y no del medio utilizado. El mismo nombre (fonema) se le
puede dar a la unidad fisiológica manual o escrita: los
resultados generales sobre fonemas son válidos para
todas las unidades fisiológicas.
Retomando
al fonema oral, se han distinguido seis tipos. Se parte del tipo cero
hasta el tipo seis. En la medida en que se incrementa el
número del tipo se refiere a un incremento en la abertura de
la boca y sobre todo a un incremento en el flujo de aire a través
del aparato fonatorio. Así en el tipo cero la cantidad
de aire que atraviesa la cavidad bucal es casi nula mientras que en
el tipo seis la cantidad de aire es la máxima. Dada la
característica del tipo cero, se trata de fonemas que
mueven el aire por medio de golpes con los dientes o los músculos
(lengua, paladar, etc.).
El
tipo cero tiene tres formas de realización. La
primera es por medio de los labios. Si se efectúa un
golpe entre ellos se logra el fonema p. Con los labios
débilmente tensionados (apenas tocándose) y haciendo
vibrar las cuerdas vocales se produce el fonema b. Con los
labios fuertemente tensionados (cerrándose la boca con fuerza)
y haciendo vibrar las cuerdas vocales se produce el fonema m.
La segunda forma de realización es con los dientes y la
lengua. Al golpear la lengua contra los dientes se logra el
fonema t. Al hacer vibrar la lengua y frotarla contra los
dientes se produce el fonema d. Al colocar la lengua tensa
contra los dientes y hacer vibrar las cuerdas vocales se genera el
fonema n. La tercera forma de realización es con la
lengua y el paladar. Con la parte trasera de la lengua golpeando el
paladar se genera el fonema k. Con la parte trasera de la
lengua frotando el paladar y haciendo vibrar las cuerdas vocales se
produce el fonema g. Con
la parte trasera de la lengua apenas tocando el paladar y haciendo
pasar una corta ráfaga de aire se obtiene el fonema j.
Con la parte media de la lengua tensándola contra el paladar y
haciendo vibrar las cuerdas vocales se identifica el fonema ñ.
Hay
que recordar que los fonemas sólo son la forma de utilización
del aparato fonatorio para generar cierto sonido mas no
necesariamente debe generarse éste. Por ello es suficiente la
descripción de la manipulación del aparato sin tomar en
cuenta cómo debería escucharse. A esto se adiciona la
hipótesis de que todos los miembros de una sociedad que
emplean la misma lengua saben reconocer, en el fonema que sea, el
mismo sonido. Por ejemplo, suponemos en Lingüística que
todos los hispanohablantes sabemos distinguir de igual forma al
fonema m
aquí descrito. Este es el principio
de suficiencia fonológica,
es decir, es suficiente
la determinación de la generación de fonemas para su
descripción completa.
Este resultado es general y válido para cualquier medio
físico. Si bien los tipos fonológicos sólo
pertenecen al ámbito aéreo, no así este
principio. Los tipos fonológicos pueden ampliarse, o sea, si
se hallan más fonemas producidos con los mismos órganos
se trata de fonemas del tipo que corresponde mientras el flujo de
aire descrito también esté de acuerdo con el tipo.
Siguiendo
con el tipo uno,
el flujo de aire es mayor. Ya no se tienen sólo golpes sino un
flujo constante de aire aunque tampoco es el suficiente como para
alcanzar una intensidad notable auditivamente. Por esta razón
se habla de los tipos como mediciones de la intensidad del volumen.
El tipo cero
casi no se escucha en comparación con el tipo seis.
El tipo uno
tiene dos formas de realización. La primera es con los dientes
superiores y el labio inferior. Si estos apenas se juntan con el
labio ligeramente tenso y se hace pasar aire se produce el fonema f.
Si apenas se juntan con el labio tensado y se hace pasar aire se
obtiene algo similar a una vibración del fonema f
que conforma al fonema v.
La segunda forma de realización es con los dientes superiores
e inferiores. Si se juntan fuertemente y se hace pasar aire se genera
el fonema s.
Si se juntan levemente y se hace pasar aire haciendo vibrar la lengua
se produce un zumbido o el fonema z.
Si se juntan levemente y se hace pasar aire con la lengua tocándo
los dientes se produce un serpenteo o el fonema c.
El
tipo dos
se aleja de la boca. Consiste en la producción de sonidos
haciendo pasar el aire por la cavidad nasal en lugar de la cavidad
bucal. Todos los fonemas que son vocales posteriores al tipo dos
pueden en principio convertirse en nasales si en lugar de fluir el
aire por la boca se le hace fluir por la nariz. Esto es más
frecuente en lenguas como el Francés que presentan una gran
cantidad de sonidos nasales. Un ejemplo se puede hallar en vingt
por decir sólo uno. En Español es infrecuente si no es
que inexistente algún fonema nasal. A partir del tipo cuatro
se introducen los sonidos vocales.
El
tipo tres
es simple. Los fonemas se conforman con la parte delantera de la
lengua y el paladar. Tiene dos formas de realización. La
primera es con la punta de la lengua tensa tocando el paladar a la
vez que se hace vibrar a las cuerdas vocales generando el fonema l.
La segunda es haciendo vibrar la punta de la lengua levemente tensa
apenas tocando el paladar y sin vibrar las cuerdas vocales
produciendo el fonema r.
Mientras más tensa esté la lengua, el fonema r
se percibirá más fuerte. La r
gutural (como la utilizada en el Francés) es del tipo uno.
Los
tipos cuatro,
cinco
y seis
incluyen a todas la vocales (salvo las nasales). El tipo cuatro
tiene tres formas de realización. Básicamente se regula
el flujo de aire con la lengua y los labios así como las
cuerdas vocales. En la primera forma de realización se tiene
tensa la lengua, plantada sobre su base, tensando los labios y
haciendo vibrar las cuerdas vocales para obtener el fonema i.
La segunda forma consiste en tener la lengua sin tensar, plantada
sobre su base, redondeando los labios y haciendo vibrar las cuerdas
vocales para obtener el fonema u.
La última forma consiste en tener la lengua tensa, plantada
sobre su base, redondeando los labios y haciendo vibrar las cuerdas
vocales para obtener el fonema ü.
Este último fonema, dada su forma de realización, se
percibe como una mezcla entre el fonema i
y el fonema u.
Su uso es frecuente en el Alemán y el Francés e
infrecuente en el Español.
El
tipo cinco
también regula el flujo de aire con la lengua y los labios así
como las cuerdas vocales. Tiene tres formas de realización. La
primera es con la lengua sin tensar colocada sobre su base, tensando
los labios y vibrando las cuerdas vocales para obtener el fonema e.
La segunda es con la lengua sin tensar colocada sobre su base,
redondeando los labios y vibrando las cuerdas vocales para obtener el
fonema o.
La diferencia entre éste y el fonema u
es la cantidad de aire que se permite fluir al abrir la boca. Con o
se abre más la boca que con u.
La tercera forma es como la forma de o
sólo que la lengua no está colocada sobre su base sino
que flota en la cavidad bucal para obtener el fonema œ.
Este último fonema se utiliza en Francés con
significantes como cœur
o peut.
Para
finalizar, el único fonema del tipo seis
se obtiene abriendo la boca al máximo y moviendo las cuerdas
vocales obteniendo a.
Esta descripción detallada de los fonemas utilizados por los
comunicantes dado el medio aéreo se complementa con un
resultado importante para el estudio evolutivo de las lenguas. Se
trata de las reglas de explosión
e implosión.
La explosión
es la característica (propiedad) que tiene un fonema oral tal
que su duración es corta y su intesidad es amplia, notable.
Por su parte, la implosión
es la característica que tiene un fonema oral tal que su
duración es extensa y su intensidad es ligera, débil.
Estas propiedades de los fonemas sólo pueden observarse en una
entidad fisiológica mayor, es decir, la cadena
hablada.
La cadena
hablada
es, como ya se dijo, una entidad
fisiológica constituida por la adjunción de unos
fonemas con otros tales que presentan cierta continuidad.
La definición de cadena hablada aquí presentada es
general (así el fonema del que se habla es el general y no
sólo el oral). La implosión y la explosión son
conceptos exclusivamente orales.
Lo
que se entiende por continuidad es lo siguiente: el comunicante puede
hacer que un fonema (desde su perspectiva general y no solamente
oral) sea expresado y reconocido por cada vez que él coordine
de forma tal que esta coordinación es constante al expresar un
significante. Esta noción de continuidad se basa en el
principio de
coordinación:
la cadena
hablada es lineal en el tiempo.
Efectivamente, la continuidad trata de que el comunicante exprese los
fonemas estrictamente uno por vez. Los comunicantes no podemos
expresar dos fonemas a la vez ni tampoco podemos reconocer dos
fonemas (o más) a la vez. Por ello la comunicación es
imposible al tratar de escuchar a dos personas hablando a la vez o al
tratar de leer dos libros justo al mismo tiempo. Además, la
cadena hablada se dice lineal
porque ocurre ininterrumpidamente, con una coordinación
constante para la expresión del significante según dice
el concepto de continuidad.
La explosión y
la implosión se encuentran en la cadena hablada oral
garantizando la continuidad de ésta. Si esto es lo que se
desea, y suponiendo que se trata de un fonema por vez, las reglas de
explosión e implosión cumplen este objetivo. Son cuatro
y únicamente válidas para el medio aéreo. La
continuidad escrita o manual se sirven de otras reglas aunque se
sigue cumpliendo el principio de coordinación. Retomando las
reglas de explosión e implosión, estas son: 1) un
fonema implosivo puede estar adyacente a otro explosivo, 2) no pueden
presentarse más de dos fonemas explosivos adyacentes o más
de dos fonemas implosivos adyacentes, 3) un fonema explosivo puede
estar adyacente a otro explosivo sólo si el primero es de un
tipo anterior (menor) al segundo, 4) un fonema implosivo puede estar
adyacente a otro implosivo sólo si el primero es de un tipo
posterior (mayor) al segundo.
Las reglas se
complementan en Lingüística con cierta simbología:
a los fonemas explosivos se les simboliza con < y a los implosivos
con >. También existe una entidad fonológica
adicional: al cúmulo de fonemas orales ubicados entre un
fonema explosivo y otro implosivo, incluídos estos, se le
llama sílaba. Por ejemplo, la cadena hablada
oral del significante membrete se puede simbolizar entre
explosiones e implosiones como <>><<><> donde
las sílabas son mem,
bre y te. Uno puede experimentar con esta cadena
hablada oral y observar que efectivamente es factible su continuidad
porque nuestro aparato de fonación sólo puede ligar los
fonemas orales según las reglas de explosión e
implosión, o sea, con los tiempos largos y cortos que tienen
los fonemas orales en la cadena.
Se ha dicho
anteriormente que los resultados en Fonología tienen
consecuencia inmediata en el estudio de la evolución de las
lenguas; a continuación se aclara el motivo. Cuando los
lingüistas estudian la evolución de las lenguas se topan
con un escollo muy difícil de salvar: no hay muestras físicas
de la comunicación de las sociedades en cuestión. Ahora
contamos con miles de grabaciones, pero en la Grecia antigua, por
ejemplo, no se contaba con ello. Ni siquiera se cuenta, en la mayoría
de los casos, con descripciones de los fonemas orales como aquí
se ha mostrado. El lingüista busca hallar la lengua madre,
es decir, la lengua que con ciertas modificaciones en su semántica
da origen a las lenguas actuales. Existe un motivo por el cual
confiar en que efectivamente existe tal lengua madre, pero no es
relevante por el momento esta noción.
Lo que sí es
importante en cuestión de Fonología es que la Biología
respalda otra noción: el aparato auditivo-fonatorio no debió
cambiar sustancialmente a lo largo del tiempo si de la misma especie
(humana) se trata. Si esto es cierto, entonces las reglas de
implosión y explosión se siguen cumpliendo tanto para
la lengua madre como para las lenguas derivadas o
hijas. Por otra parte, en varios casos no se cuenta con
muestras físicas aéreas, pero sí escritas. Las
muestras escritas no cambian tan rápidamente a través
del tiempo como las orales. Los individuos somos más
reticentes a cambiar la escritura que a cambiar las formas orales
porque asimilamos con mayor facilidad los significantes visuales que
los significantes auditivos. La mayoría ve con mayor claridad
New York que escuchar su equivalente oral. Ciertos individuos
pueden escuchar Niu Yor y otros Niyor, mientras que
para una amplia mayoría (en espacio y en tiempo) New York
se ve igual.
La escritura
fonológica, en principio, debe tener una representación
biunívoca entre todos los fonemas visuales y los
fonemas orales. Esta cuestión permite evaluar preliminarmente
la coordinación de los fonemas orales en la antigüedad,
aunque por la diferencia en evolución de ambos tipos de
comunicación se tiene un grado de error considerable de esta
evaluación. Cabe decirse que las lenguas orales (cuyos
significantes son fonológico-auditivos) que no se hallan
ligadas a una escritura evolucionan (cambian) con mayor rapidez que
las dotadas con una escritura. Esto es porque aquellas que cuentan
con escritura pueden acudir con mayor facilidad a la pronunciación
de los significantes que las que no disponen de ella.
Hay tipos distintos de
escritura. La escritura fonológica se dijo era la que contaba
de biunovocidad con la lengua oral por los fonemas. La escritura no
fonológica es la que no cuenta con la biunivocidad mencionada.
A la escritura se le llama ideográfica si está
ligada a los significantes (en lugar que a los fonemas) o silábica
si representa directamente a las sílabas. Estas escrituras
permiten
evaluar preliminarmente ya sea sus significados o la coordinación
de las sílabas, aunque por la diferencia en evolución
de ambos tipos de comunicación (oral y escrita) se tiene un
grado de error considerable de esta evaluación al igual que en
el caso de la escritura fonológica.
Por supuesto, las
lenguas orales que cuentan con gramáticas escritas evolucionan
aún con mayor lentitud puesto que no sólo se cuenta con
el significado o el significante sino con el signo ligado a la lengua
oral. También son éstas las que permiten evaluar
aproximadamente la semántica de la lengua. Este resultado se
obtuvo previamente al definir gramática por medio de la
condición de suficiencia lingüística. Con la
gramática no sólo se delimita a las sociedades con sus
lenguas sino que se puede acudir con facilidad a los signos tanto
como con la escritura fonológica se acude a los significantes
y con la ideográfica a los significados.
Estos aspectos permiten
hallar consecuencias evolutivas con las que antes no se contaba. Así
no sólo se evalúan los cambios de las lenguas, también
los cambios de las sociedades.
VARIACIONES
DE LAS LENGUAS
Hasta
el momento la Sincronía establece que las lenguas tienen un
carácter fijo como consecuencia de la condición de
suficiencia lingüística. Se ha apenas referido a algunos
aspectos de la evolución de las lenguas sin precisar realmente
esto. Si se analiza a los dialectos a través del tiempo, el
método inductivo es deficiente. No podemos poner en contacto a
los muertos de hace ochocientos años con las personas de hoy.
El método gramático (o de la gramática) no
supone mejoras considerables. No todas las lenguas han tenido
registros de sus gramáticas y de tenerlos no siempre son lo
suficientemente detallados para entenderlos correctamente. Es por
ello que la Diacronía establece métodos cuya utilidad
práctica corresponde con el transcurso del tiempo.
Un
hecho verificable es que las lenguas cambian. Se entiende esto por
una razón simple: la condición de suficiencia
lingüística. Las sociedades cambian según las
épocas. A veces se agrandan en número y otras veces se
ven disminuídas. Estos cambios corresponden con movimientos
migratorios, cambios de gobierno, etc. Sin embargo, ¿qué
explica estos cambios sociales? Se dijo de los métodos
sincrónicos que existían métodos sociológicos.
También se dijo que eran inciertos. Por lo tanto es labor de
la Lingüística explicar los cambios sociales y no al
contrario, porque la Lingüística sí dispone de
métodos precisos y científicos con los cuáles no
cuenta (a saberse) la Sociología para delimitar
sociedades.
Según
se ha visto, existen algunos principios justificados en las
experiencias que rigen el funcionamiento de este estudio. El
principio semántico nos dice que para cada aspecto
idiomático existe un aspecto expresivo pero no al contrario.
Nada en él nos impide cambiar los aspectos de un tipo sin que
el otro cambie. Más aún, Curso de Lingüística
General dice el signo es arbitrario y se podría agregar
en el tiempo. Esto nos indica que faltó algo por
mencionar dentro de las bases del estudio sincrónico y que se
permite por la flexibilidad en los principios: los métodos
psíquicos y los métodos de coordinación
presentan defectos. Hasta el momento, si no se hubieran
mencionado los aspectos de coordinación, se asumiría
que los métodos psíquicos y fisiológicos
enunciados son invariables cuando la experiencia nos permite
confirmar que esto no es así. Por otro lado, este último
aspecto no viola ninguno de los principios.
Tanto
el principio de suficiencia fonológica como el concepto
de continuidad se abordaban como si todos los miembros
de una sociedad pudieran coordinar los fonemas de forma idéntica.
Por su parte, con la Sincronía, se asume preliminarmente del
principio semántico que todos los miembros de una
sociedad conciben de la misma forma cada aspecto idiomático.
Si se junta esto con los aspectos de coordinación, el
principio semántico presupone que el signo, si bien es
arbitrario, es concebido de forma idéntica por todos
los miembros de una sociedad. Nada más falso que esto.
Todo
lo anterior permite enunciar un principio que refleje la última
parte de constitutiva de la lógica que sigue la Lingüística,
el principio de variabilidad, o bien, la descripción
fonológica y semántica de una lengua presenta rasgos
incompletos, que no pueden ser descritos con finitos efectos que se
establezcan para ello. Los efectos que sirven para
describir la fonología y la semántica de una lengua
son, por ejemplo, la apertura, la disposición de los órganos
del aparato fonatorio, las sinápsis que permiten el ejercicio
de un determinado signo, etc. El principio expuesto refiere que
describir todos los rasgos de la comunicación, detallar
paso a paso lo que ocurre con cada uno de ellos, es técnicamente
imposible. La razón de esto (ciertamente heurística)
radica en la dificultad de exponer formalmente todo un ámbito
en su calidad holística, totalitaria.
Trátese
de elaborar la formalización de los aspectos fonológicos:
se requieren efectos bien entendidos que aproximan la forma de
coordinar el aparato fonatorio, como se realizó en la
exposición de los aspectos de coordinación. Nada
garantizaba, y mucho menos con el principio de variabilidad
establecido, que la formalización describiera sin lugar a
dudas todos los menesteres necesarios para clarificar la Fonología.
Lo mismo ocurre con la parte semántica. Tan si fuera poco,
cada vez que se intente describir de inicio a cualquiera de los dos
aspectos habrá situaciones que requerirán una inmediata
explicación (como el hecho de las sinápsis para
comprender al signo). Estas situaciones a su vez requerirán
otra explicación inmediata y se terminará asumiendo que
no hay fin en la intención de explicar toda la naturaleza
lingüística. Es entonces el principio de variabilidad
factible en su enunciación.
Este
mismo implica directamente lo siguiente: si el principio de
suficiencia fonológica asume la posibilidad de descripción
de los aspectos de coordinación, con el principio de
variabilidad resulta imposible una descripción absoluta de
estos. Si un comunicante pretende aprender una lengua y se le muestra
la descripción fonológica necesaria (mucho o poco
detallada), jamás logrará empatar (sino por una gran
casualidad) su forma de elaborar el entramado fonológico tal y
como lo hace al menos uno de los participantes en la comunicación
para la lengua en cuestión.
Ahora,
considérese a las personas que no conocen ninguna lengua y
tienen que aprenderla para pertenecer, según lo marca el
instinto, a una sociedad. Puede que después de muchos años
de esfuerzo con la primera y única lengua conocida por estos
individuos logren alcanzar la elaboración de fonemas y
comprensión de signos casi como sus instructores, ya
sean los padres o maestros especialistas, pero sería demasiada
casualidad que esta fuera exactamente idéntica siendo que las
explicaciones no son nunca completas porque no pueden incluir todos
los aspectos necesarios. Nótese que en ningún instante
se violan los principios ya establecidos, siendo estos la razón
de la impartición académica o empiríca de las
lenguas.
Continuando
con el último ejemplo, la enseñanza de la lengua se da
de una u otra forma a pesar de lo incompleto de las descripciones.
Pasa el tiempo, pasan las generaciones que aprenden la lengua
supuesta y la utilización casi idéntica del
entramado lingüístico termina siendo muy alejada entre
las distintas formas de enseñanza y las diversas explicaciones
que aún compartan, si lo hacen, puntos de convergencia. Los
dialectos se observan de ello y, muy a largo plazo, las lenguas
derivadas de una lengua madre. Con este esquema de experimento
diacrónico basado en el principio de variabilidad se
puede discutir lo siguiente: conociendo las causas o tipos de
variabilidad en las descripciones, es posible determinar el curso
diacrónico de las lenguas; asimismo, se logra esta pretensión
(y se la completa con rigor) hallando los tipos de convergencia en
las descripciones.
Tradicionalmente,
la Lingüística reconoce algunos de los tipos de
variabilidad y convergencia. En el primer caso, se refiere a la
eliminación de la composición de palabras y a la
alternancia. En el segundo caso, se refiere a la analogía;
por supuesto, existen más. La eliminación de la
composición de palabras es la tendencia que se presenta al
omitir en el uso y aprendizaje de una lengua algunas asociaciones.
La alternancia es la tendencia que se presenta al sustituir en
el uso y aprendizaje de una lengua algunas declinaciones por
otras. Obsérvese que el carácter incompleto de las
descripciones lingüísticas no necesariamente se
corresponde con omisiones sino también con sustituciones, y
como se verá, también con imposiciones. La analogía,
por su parte, es la tendencia que se presenta al imponer en el uso o
aprendizaje de una lengua algunas asociaciones.
Algo
claro, a manera de corolario, se puede notar de lo anterior: los
aspectos de las descripciones lingüísticas no
disminuyen en número. Esto surge de que existen tanto tipos de
variabilidad y convergencia que omiten (disminuyen este número)
como los que imponen (aumentan este número), así como
los que sustituyen (no cambian el número). Dado que la
naturaleza física de la comunicación está
limitada en general, es decir, no surgen nuevos órganos con
limitaciones y capacidades diferentes en el aparato fonatorio (o en
las manos para el caso manual), no se tiene una variación
hacia el aumento del número de descripciones fonológicas,
pero el principio semántico posibilita (y ocurre) al aumento
del número de descripciones semánticas.
Así,
mientras el aprendizaje de una lengua siga su curso generacional
conservando las mismas circunstancias intelectivas, se tendrá
la posibilidad de aumentar, o al menos mantener, el número de
descripciones lingüísticas. Este resultado permite
vislumbrar que el futuro de las lenguas presenta una tendencia a
conservar sus aspectos descriptivos. La facultad de estudio en la
cual se desemboca es que se pueden analizar con suficiente certeza
los aspectos descriptivos de una lengua del pasado partiendo de las
descripciones actuales que simplemente se tienen que modificar según
los tipos de variabilidad y convergencia. En otras palabras, si las
circunstancias intelectivas se observan al menos iguales que las del
pasado, es posible reconstruir (analizar los aspectos
descriptivos) una lengua del pasado. De allí la
importancia en cuanto a la detección de los tipos de
variabilidad y convergencia, por ejemplo, para el reconocimiento de
textos históricos.
Hasta
este punto, la teoría lingüística de de Saussure
se desarrolla en sus formas esenciales. Los métodos
diacrónicos han quedado establecidos, reiterando que se parte
de los tipos de variabilidad y convergencia. Es así como el
problema evolutivo de la lingüística queda expuesto y
finalmente se propone una línea de análisis que permite
llegar a lo que finalmente cierra un misterio que se tenía
concebido desde los griegos, esto es, reconstruir las lenguas en
retrospectiva.
31
de Marzo de 2012